Yo te grito, me seguis?

7 de octubre de 2011

Sobre gemelas malvadas.

Soledad perseguía algo, en bombacha y despeinada, todas las mañanas hacia cinco series de interminables abdominales, algo que a cualquier chica irritaría, Soledad los hacía encantadísima, con la música al ritmo de algúna melodía de las raras y pegajozas, como por ejemplo Physical. Al terminar se pasaba la vida en frente del espejo buscando inconscientemente ese algo, sin saberlo su gemela malvada de apoderaba de ella abrazándola dulcemente, entraba y salía de la oscuridad en lapsos de tiempo increíbles, amaba sus ojos y odiaba su cintura, unos segundos después, amaba sus piernas y odiaba su espalda, ella era de las muchachas que destilaban brillantina, pero por dentro vomitaban sangre con cemento, se mostraba completa pero quizá no era tan asi, ¿no? Pasaban los días, y Soledad se sentía absorbida, combatía inconscientemente a su gemela malvada con música, un poco de amigos y también con su violín, el que prometió jamás abandonarla. Alguna vez creyó que una cuerda gritaba pero para Soledad solo fue una estúpida alucinación, sus días terminaban cansados y ojerosos, sus sueños eran batallas, batallas entre lo desconocido y lo que ya sabe bien de memoria, su poder de concentración luchaba contra la gemela, capaz de convertirse en las debilidades más divertidas y peligrosas, esas debilidades que te hacen bailar sin remera sobre la mesa, tentadoras… Soledad cada mañana se sentía en aprietos, en gordos y terribles aprietos, el espejo ya no la ayudaba y las melodías se tornaban cada vez más lentas e imprecisas movía la cabeza de un lado a otro durante horas, no salía de su departamento, y la gemela malvada la tocaba cada vez más adentro, mordía la poca cordura que esta chica tenia, envuelta en un arcoíris de hadas negras, Soledad seguía en frente de su reflejo, estaba sola, ella misma se encerró en ese lugar, se repetía que podía mejorar su aspecto y ser como las modelos de los grandes diseñadores, días después las agujas no enviaban la misma música a sus venas, los intestinos hervían sin razón, el estomago rogaba objetos para saborear, los tobillos dolían y las costillas sangraban, Soledad cayó dormida, la gemela sonreía en éxtasis, tendiéndole una mano incrustada de cuerdas, abrazó una vez más a la niña, los cielos crujieron y como siempre, nuestras gemelas hicieron de las suyas…





Written by: Gisela riquelme.

2 comentarios:

  1. "envuelta en un arcoíris de hadas negras"
    Me encantó eso.
    Me re gustó el texto, puedes reflejar la obsesión con el físico muy bien en palabras (:
    Beso desde Essaie de lui dire qu'l n'est pas trop tard.

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  2. Que entrada tan genial, coincido con vos. un beso,te sigo.

    pd:te dejo mi blog, puedes pasarte si queres ñ.ñ
    http://paisajesdeacuarelas.blogspot.com.ar/

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